Así las cosas, para el filósofo ateniense debe estar sujeto a dos normas fundamentales: debe seguir las normas que rigen la realidad que representa; y debe asumir las normas del orden moral al que debe servir.
Es decir, toda obra de arte, y todo artista, tiene que trabajar para forjar el carácter de los seres humanos siguiendo la Idea del bien por la que llegaremos a instaurar un Estado perfecto, la República ideal. Por tanto veracidad y utilidad moral son los dos únicos criterios por los que, según el parecer de Platón, deberíamos juzgar al arte. Más allá de estos parámetros, no hay nada importante.
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